Pocos años antes de que llegasen para quedarse los móviles, Coca Cola se lanzó a la aventura con una súper campaña publicitaria para regalar Beepers, es decir, buscas adaptados para un público más joven
¿Cómo se conseguía este aparatejo? Había que reunir unos cuantos (no nos acordamos de cuántos) tapones de Coca Cola de las botellas de un litro y medio, los enviabas al apartado postal pertinente y al recibirlo tenías que pagar unas mil pelas de la época.
Era 1996 y el cacharro este era bastante rollo. A pesar de que en aquellos años teníamos bastante más paciencia con la tecnología que ahora (recordad por favor los primeros routers de internet y el tiempo que tardaban en dar línea de conexión) este chisme funcionaba a través del servicio Mensatel y la red Moviline. Para que el dueño del beeper recibiese un mensaje tenía que llamar por teléfono a un número y decir el número del cacharro y el texto que querías enviarle... ¡un rollaco!
Aún así y a pesar de tener 12-14 años y no usarlo a penas nunca, si tenías un beeper molabas... ¡y en nuestra casa había uno de los 300.000 que fabricaron para la campaña!
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